Ubicada en la parte posterior del palacio, esta soleada habitación de casi 30 m2 y con acceso a la terraza de la Escolanía era empleada como salón de juegos por los hijos de los marqueses. Precisamente la estancia se apoya sobre la base de la muralla, de tal modo que la salida a la terraza equivalió, en el siglo XII, al cruce del límite que dejaba atrás la ciudad de Valencia.
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