Apoyada sobre el muro exterior de lo que en su día fue el palacio gótico, la antigua propietaria del inmueble no permitía nunca el acceso a esta estancia mientras sus gatos dormían en ella. Una interesante habitación de algo más de 21 m2 en la que apareció un artesonado que puede observarse intacto justo delante de su puerta y cuya viguería de madera también original nos remite a la reforma del palacio acometida en 1869.
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